miércoles, 22 de noviembre de 2017

Y luego qué?

Y...luego ¿qué?

El concepto de ciudadanía se ha visto modificado de distintas maneras, y sin embargo parece que aún no queda listo para que pueda englobar a todos sin imponer límites y respetar las distintas identidades que los individuos poseen. Educar para la ciudadanía implica enseñar que ser ciudadano, en palabras de Rentería, implicaría que el sujeto se viera así mismo como un ser capaz de autodeterminarse, de deliberar, juzgar y tomar decisiones conscientes, no sólo respecto a su comunidad sino  también en relación a la comunidad que le rodea.

De esto se deriva que la escuela debe propiciar que el alumno sea consciente de su condicion de ciudadano y que desde su edad se pueden elaborar juicios valorativos de los que se pueden geneerar acciones para la mejora de su entorno.

De manera específica, queremoso abordar el punto en el la movilidad urbana no posee una política en México, en su artículo Max Zurita, reflexiona sobre ello. ¿Que tiene que ver todo esto con la observación de Centro Escolar?
Pues que justamete, después de identificar el problema se pensó si la escuela debería o no contribuir a que mejorara la vialidad.
Pues resultó que sí, la escuela actualmente busca que los estudiantes aprendan a utilizar sus conocmientos  en la vida real, incluso para ello está de moda la elaboración de proyectos.

Dado lo anterior queda preguntarse el por qué se sigue mirando hacia otros lados cuando los problemas a resolver se encuentran frente a nuestra naríz.

Voz ciudadana


Nos pusimos creativos

Problema: 

Tránsito de los ciclistas que forman parte de la comunidad del centro escolar de San Andrés Cholula.



¿Qué propuestas tenemos?

     Después de las acciones realizadas, de la búsqueda de un fundamento y de relacionar lo aprendido con lo observado, pensamos que podría realizarse un programa de educación ciudadana que cabe en la asignatura de Sociología  y que puede ser abordada desde el cuidado del espacio público y la movilidad ciudadana.

     Podría realizarse un pequeño ejercicio dentro de la escuela aprovechando su extensión, donde se les permitiera hacer uso de sus bicicletas con la finalidad de que aprendan a dirigirse y posiblemente enfrentarse las problemáticas, claro está que con un cuidado y supervisión de los docentes. En esta actividad estaría involucrada toda la comunidad estudiantil y entonces se rebasaría la pequeña visita de los de tránsito por una visita real con un mayor objetivo.

Netas Antropológicas


No hay peor ciego, que el que no quiere ver…

No hay peor ciego, que el que no quiere ver…

Siempre estuvo allí, no nos percatamos que había otro asunto sin resolver; éramos los Belascoarán Shayne de esta historia, teníamos al problema en nuestras narices.

Esto surgió así:

Casi Fer pisa la popó de un perro, y nos hizo gracia pensar que si lo hubiera hecho así, habría entrado oliendo a la oficina, la cuestión era que había siempre heces fecales de perro y si íbamos contínuamente pisando y luego, al entrar en la oficina, entonces los de la oficina asociarían el olor de las heces con nosotros… Sin embargo pensamos que si íbamos en bici como todos los demás, entonces la bici se quedaría afuera y nosotros ya no estaríamos asociados con dicho aroma porque este se quedaría en las llantas.
-¿Y si nos atropellan por venir en bici? Está re feo-
- Ni señalamientos hay, mejor los de la Forjadores los hubieran puesto por aquí-.


Así es como nos dimos cuenta de que muchos niños llegaban en bicicleta, ya sea manejando solos, o los padres los traen, y que por donde transitan no hay señales, y eso que circulan muchos autos y camiones de carga pesada. Sí existen semáforos y el apoyo de un agente de vialidad pero no parece ser suficiente ni hay un camino destinado para ciclistas.

No hay rosa sin espina…

No hay rosa sin espina…

Teníamos elaborado el abordaje, la metodología  y las actividades que íbamos a realizar, sí, íbamos porque como bien lo dice el título del apartado, no hay rosa sin espina, pues desde la Fase 2 ya se manifestaban los inconvenientes. Para grabar requeríamos, además de la cámara, un oficio con las especificaciones técnicas de la grabación, por lo que primero teníamos que elaborar un guión. Además de que se nos solicitó no grabar los rostros de los estudiantes ni de lo docentes ya que esto requería otros trámites, y a pesar de de nuestra alma rebelde, lo entendimos y ahí le dejamos. Tomamos nuestro mototransporte de dos llantas  y llegamos a la facultad, redefinimos el plan de abordaje y quedó de la siguiente manera: 

     Buscar información sobre la inclusión y la sordera.
     Hacer grabaciones de voz, durante una pequeña entrevista a realizar a los niños, luego juntar el material y analizarlo.
     Elaborar un registro fotográfico que muestre la inclusión como problematización dentro del centro.
     Plantear la manera en que el problema pueda ser abordado desde la antropología y la sociología, y finalmente,
     Presentar conclusiones.

En la primera visita que tuvimos ya con el plan estructurado, tomamos nuestro teléfonos celulares, esperamos la entrada y nos dispusimos a tomar la primera foto de evidencia, pero no pudimos, había muchas bicicletas y tráfico, así  que dos peatones tomando selfies estorbaban en esa callecita llena de automóviles, hasta camiones transitan por ahí, padres desesperados porque sus hijos entraran puntuales a la escuela.

Nos fuimos del lado del estacionamiento y allí libres de la algarabía decidimos tomar las primeras evidencias.

Entramos a la escuela, esperamos el receso mientras observábamos cómo estaba distribuida la escuela, tomamos algunas fotografías a discreción porque aún no teníamos permiso.

Soltaron a niños, se dispersaron por el patio y nosotros buscábamos un primer entrevistado. Como era de suponerse nos veían extraño, obviamente estábamos muy altos para ser compañeros y muy jóvenes para ser maestros, por lo que decidimos sonreirles a quienes nos miraran, con el objetivo de parecer simpáticos y agradables, pero no lo conseguimos. Si nos acercábamos, algunos grupos pequeños al vernos se levantaba y se marchaban.

Ese primer receso no logramos mucho, más bien, nada logramos. salimos por la puerta de atrás donde todos estacionan sus bicicletas.

En la siguiente visita, decidimos volver a intentar buscar un distraído que pudiera platicar con nosotros, así que decidimos buscar a los tímidos y aislados y nos quedamos del lado por donde salimos la visita anterior, la del fracaso, pues la vez pasada al salir por allí nos dimos cuenta de que había vestigios de niño allí, pudimos identificar hoyos en la tierra y servilletas de sandwich, así como restos de torta de huevo.

Permanecimos allí hasta esperar la hora del receso. A lo lejos se oía el gritadero, ahí vienen, nos dijimos, preparamos nuestras armas del reportaje y nos sentamos a esperar junto al montón de bicicletas, alguno tendría que llegar allí. Y así fue, sin embargo comenzamos a notar que muchos se asomaban para vernos, dedujimos que pensaban que queríamos sus bicis, terminamos retirándonos de allí.

Para el tercer intento decidimos mejor buscar a los niños con las discapacidades, esta vez nos ganó la hora de receso, pues tuvimos que pasar a reportarnos a la oficina. Buscamos a la pequeña identificada, era del sexto grado grupo C. Ya éramos conocidos y nos habían perdido el miedo. Buscábamos a nuestra entrevistada, sin embargo nos abordaron primero unas niñas de su grupo y nos preguntaron que a quién buscábamos, así que al ver que nos rebasaban en número tuvimos que confesarlo, buscábamos a  X.  Nos dijeron que a veces jugaba por diferentes partes del patio, no tenía una zona preferida. No nos quedó más remedio que sentarnos en las gradas a buscarla y lugo terminó el receso.


A lo lejos veíamos cómo entraban a su salón, no la encontramos, ¡ella nos encontró!, pues las niñas nos señalaban desde el balcón a las gradas, y no nos quedó más alternativa que saludar. X se notaba asustada y con la cabeza negó conocernos, de hecho tres veces nos negó. Regresamos a la oficina, rendimos cuentas, más bien, rendimos cuentas de lo que imaginamos que vimos y partimos. Al salir fue un caos nuevamente, era la salida de preescolar y el camino estaba hecho un caos.

Arrancando…

Arrancando…

La observación que hicimos se realizó en el Centro Escolar Doctor Alfredo Toxqui (CEDAT) ubicado en San Andrés Cholula.La escuela cuenta con los niveles de preescolar, primaria y secundaria.  Y aunque nuestro entusiasmo es bastante elevado, el presente trabajo está realizado específicamente en el nivel primaria, y no porque seamos expertos en ello, sino que allí nos dieron chance.

Para identificar alguna situación problemática, lo primero que hicimos fue visitar en tres ocasiones el CEDAT, utilizando como instrumento una guía de observación. Para la elaboración del instrumento se contemplaron las siguientes dimensiones:

Relaciones interpersonales:
     Relaciones entre alumnos.
     Relaciones entre docentes.
     Relaciones entre docentes-alumnos.

Organización administrativa del centro:
     Estructura Jerárquica del personal.
     Administración de los espacios.
     Administración de las entradas y salidas del personal.

Dinámicas de interacción:
     Formación y organización de los alumnos.
     Formación disciplinar.

Para las visitas, tuvimos en cuenta la ley de impenetrabilidad de la materia, por lo que se hizo la observación en el mismo espacio en diferentes tiempos. En la primera se observó en el patio central a la hora del receso, la segunda visita fue a la hora de la entrada y, finalmente, se hizo un tercera visita a la hora de salida. Para la observación de la segunda y tercera visita, nos organizamos en dos espacios, uno observando por dentro y otro por fuera del centro escolar.

Una vez realizadas las observaciones se compararon las Guías de observación y se buscaron elementos que resultaran importantes para realizar una problematización que estuviera relacionada con la asignatura de Antropología y Sociología de la educación. 

Para esto se tomó en consideración que la Antropología es:
Por otro lado, la Sociología de la educación:

Las problemáticas identificadas  y que resultaron más relevantes son las siguientes:

     En el salón de clases se identificó una niña con sordera unilateral y la docente ya sabía cómo trabajar con ella, pues la niña ha sido su alumna durante dos años consecutivos. Sin embargo, al salir al receso no existe un protocolo para la inclusión.
     Las entradas y salidas quedan sin vigilancia largos lapsos de tiempo durante la jornada.
     Hay perros dentro de la escuela, no estamos seguros si viven allí o si entran y salen con el mismo horario que los niños.
     Algunos de los niños se trasladan a la escuela  en bicicleta, aun con el riesgo que conlleva, dada la pobre señalización vial.

El problema seleccionado fue relacionado con la inclusión, pues nos pareció importante indagar más sobre el asunto (aunque nos quedamos pensativos sobre la situación de los perros)  Lo primero que hicimos fue preguntarle a una de las docentes si se trataba del único caso que había y nos explicó que en la escuela se han tenido alumnos con capacidades distintas y con algunas discapacidades, por ejemplo esta niña que tenía sordera unilateral,  y había una con desorden de crecimiento, otra con algún problema de encefalopatía.

Decidimos abordar el problema de la siguiente manera:

     Buscar información sobre la inclusión y la sordera.
     Realizar entrevistas a docentes, alumnos y alumnos con dificultades de inclusión.
     Elaborar un video documental sobre la inclusión.
     Plantear el problema para ser abordado desde la antropología y la sociología.

     Presentar conclusiones.